miércoles, 3 de diciembre de 2014

Dieta Macrobiótica y Equilibrio


Practicar ejercicio regularmente, tener un estilo de vida natural y comer alimentos ricos en carbohidratos complejos, fibra, vitaminas y minerales es muy importante; pero también es necesario una dieta equilibrada.

El correcto equilibrio en la dieta macrobiótica potencia la armonía entre el entorno inmediato y nuestro entorno, y permite diseñar con flexibilidad la dieta que mejor se adecúa a nuestras necesidades nutritivas personales.

Comer productos de cultivo local es fundamental en la dieta macrobiótica: los alimentos de cultivo local ayudarán nuestro cuerpo, evitando desequilibrios estacionales (como catarros y gripes), así como de otras enfermedades más serias. Aunque es mejor seleccionar alimentos frescos de su localidad, se puede utilizar otros traídos de lejanos lugares; en general, los productos más perecederos son mejores cuando cosechados localmente. Ya los alimentos más fáciles de conservar (cereales, legumbres, algas y sal marina) no necesariamente tienen que ser de origen local.

Nuestro cuerpo se expande con el calor y se contrae con el frio. El verano, que es yang, crea un estado corporal interno yin (expandido). El invierno, que es yin, produce lo contrario (contracción). El alimento que comemos afecta a la expansión o contracción del cuerpo.

La adaptabilidad de la dieta macrobiótica

Durante el verano tendemos a comer alimentos más yin (expansivos) y platos más ligeros para equilibrar el cuerpo: alimentos ricos en vitamina C, en especial productos hortícolas, junto con cereales de verano tales como el maíz, que tiene sobre el cuerpo un efecto expansor y de mantenernos frescos.

Cuando comienza la transición a la estación yin (invierno), el cuerpo se va contrayendo, se hace más yang; es importante entonces comer vegetales más yang, como calabazas de invierno, vegetales de raíz, coles y verduras duras: cereales de otoño como la avena, trigo y alforfón. Igualmente aumentamos la cantidad de alimentos proteicos y grasos como las legumbres y pescados blancos; estos alimentos, asociados a mayores tiempos de cocción, mantienen el cuerpo más caliente y más confortable durante el invierno.

En lugares donde la temperatura puede llegar a los 37ºC durante el verano, son apropiadas las comidas ligeras: una dieta de cereales integrales, productos de huerta cocinados de forma ligera, sopas ligeras, ensaladas (en bruto o trituradas), y algunas frutas, mantienen el cuerpo frío y confortable.

En zonas donde el clima es más frío, y durante el invierno, la dieta macrobiótica se compone en mayor medida de alimentos que producen calor en el cuerpo: legumbres, semillas, frutos secos, aceites, soja y pescado. En las zonas más frías, la cocina macrobiótica incluye manzanas locales, peras o frutas secas, cocidas o asadas que reemplazan, en los postres, a las frutas o zumos utilizados en las zonas más cálidas (tropicales).

En la próxima edición, seguiremos tratando este tema... ¡hablando sobre el equilibrio yin y yang en la dieta!

viernes, 21 de noviembre de 2014

Disfrutar haciendo ejercicio: extensiones meridianas

Te presentamos una serie de ejercicios de extensión sencillos que te permitirán en 20 minutos activar todos los meridianos (líneas de flujo de energía) del cuerpo.

Ejercicio 1: Extensión de tronco. Repita el movimiento 12 veces realizando una pausa breve entre cada repetición, este ejercicio estimula los pulmones y los meridianos del intestino grueso, que corren a lo largo de los brazos y manos.

 Ejercicio 2: Extensiones alternas de piernas.
 

Incline su tronco y cuando alcance el punto máximo de extensión, respire profundamente. Repita con el otro pie después de pasar por el punto central. 12 repeticiones (6 con cada pie). Estimula los meridianos del hígado y la vesícula biliar.



Ejercicio 3: Extensión frontal del cuerpo.

Con cuidado deslícese hacia atrás, con los hombros y espalda en el suelo, extienda ambos brazos sobre su cabeza, respire profundamente varias veces mientras se concentra en el flujo de energía.  Estimula los meridianos del estómago y del bazo-páncreas.



Ejercicio 4: Extensión doble de piernas.

Trate de alcanzar con sus manos los dedos de ambos pies. Asegúrese de que sus rodillas no se doblan y de que sus pantorrillas descansan sobre el suelo. Respire profundamente en extensión y vuelva a la posición original, repita 12 veces. Estimula los meridianos del riñón y la vejiga.



Ejercicio 5: Inclinación con piernas abiertas


Inclínese lentamente para adelante por la cintura, trate de llegar con la nariz hasta los dedos. En extensión respire profundamente y vuelva a la posición original de sentado. Repita 12 veces. Estimula los meridianos del corazón e intestino delgado.





Ejercicio 6: Inclinación cruzada


 


Inclínese para adelante tanto como pueda, intentando tocar con la frente el suelo que tiene ante usted.
En extensión respire profundamente y vuelva a la posición original con piernas cruzadas. Repita 12 veces. Estimula los meridianos circulatorios.





Ejercicio 7: Extensión lateral



Este ejercicio estimula muchos meridianos simultáneamente. Inclínese por la cintura hacia el lado derecho hasta que su tronco y sus brazos estén formando 90º con el suelo, en el punto de extensión gire su tronco de forma que mire ahora hacia el suelo, mantenga las manos entrelazadas como se muestra en la foto, extienda al máximo los brazos en esta posición, respire. Alterne 6 veces para cada lado, un total de 12.










(fuente: El libro de la Macrobiótica, de Michio Kushi)


martes, 11 de noviembre de 2014

Alternativas a la Carne

Estos alimentos aportan proteínas vegetales de calidad junto a grasas saludables. Son pequeños tesoros de las dietas de tipo vegetariano (Santi Ávalos- cocinero) ... y macrobiótico (esto lo añado yo, :-)).

lunes, 3 de noviembre de 2014

YIN y YANG


Todo cambia constantemente en el Universo. Cada día sentimos el resultado de este movimiento incesante: la noche da lugar al día, la actividad al descanso, la juventud a la vejez, la vida a la muerte y la muerte al renacimiento. La comprensión de los cambios que gobiernan nuestras vidas y el entorno natural, y el reconocimiento de la interrelación de las tendencias opuestas, pero complementarias, nos ayuda a alcanzar la harmonía física y mental.

La forma de practicar a diario este principio universal fue enseñada por Lao Tse, Confucio, Buda, Moisés, Jesús, Mahoma y otros grandes pensadores de la historia. Comprender este sencillo principio y vivir conforme a sus leyes básicas es el mejor camino hacia una salud perfecta y a una larga vida. Este principio también es conocido como Principio Unificador – las fuerzas antagónicas se complementan y forman una unidad.

Yin y Yang en la macrobiótica

El principio del YIN y del YANG es el fundamento filosófico de la macrobiótica. Esta se centra en la dinámica del yin y el yang en la vida diaria.

YIN es el nombre dado a la energía o movimiento que tiene una dirección centrífuga (o hacia afuera), EXPANSIVA. Así, la difusión, la dispersión, la expansión y la separación son todas tendencias yin. El YANG, por el contrario, denota la energía o movimiento que tiene dirección centrípeta o hacia adentro, y da lugar a la CONTRACCIÓN; la fusión, la reunión, contracción, y la organización son tendencias yang.

Estas fuerzas, Yin y Yang, son las más básicas y primarias, y se usan en toda la creación. Todo movimiento, formación, cambio e interacción puden entenderse en términos de ecuación yin y yang.

En el mundo que nos rodea, el sol, el día, el calor y el verano muestran tendencias yang, mientras que la luna, la noche, el frio y el invierno reflejan cualidades yin. En el cuerpo humano podemos observar el funcionamiento yin y yang en  la contracción de los pulmones y del corazón, o en el estómago y el intestino durante la digestión. Al ser activos, los animales (incluidos los humanos), son más yang que las plantas, que están paradas.

Los alimentos vegetales yin, acuosos, refrescantes, crecen en climas yang, calientes, mientras que los alimentos vegetales más yang crecen en climas más yin, templados. En el momento en el que comprendemos que nuestros alimentos afectan a nuestra adaptabilidad al clima o a las condiciones locales, se nos hace más comprensible la importancia del equilibrio. Todos seguimos, en cierta medida, nuestro instinto natural para mantener el equilibrio: cuando tenemos frio, nos calentamos; cuando hace calor, buscamos la forma de refrescarnos. El verano nos trae comidas más ligeras y frías, y menos cocidas; el invierno comidas más pesadas y más hechas.

La macrobiótica nos ayuda a ser más conscientes de la necesidad de consumir los alimentos de nuestro entorno local. También nos muestra cómo cocinar y preparar estos alimentos en armonía con nuestras necesidades y condiciones inmediatas.

Cuando comemos alimentos desarmonizados con nuestras necesidades corporales, como huevos, carnes y quesos muy salados (todos  yang), creamos un apetito igual y opuesto de azúcar, especias fuertes o estimulantes, hierbas o condimentos, café, alcohol, helados, y frutos tropicales (todos yin), en un intento de equilibrar nuestro estado físico o mental. Los extremos de uno y otro lado – alimentos muy yang o muy yin, destruyen las bases de una buena salud y llevan a la  enfermedad.

Todos los desequilibrios físicos y mentales pueden explicarse como causados por exceso de yin, exceso de yang, o una combinación de yin y yang excesivos al elegir los alimentos, la actitud y el estilo de vida.

La dieta macrobiótica normalmente lleva una combinación de cereales integrales, vegetales, legumbres y alimentos suplementarios adaptada para satisfacer las necesidades del individuo y de su salud (sanación).

 ( del Libro Macrobiótica Moderna – Simon G. Brown)

 

viernes, 17 de octubre de 2014

¿Qué tipo de alimentos nos puede proporcionar salud y energía diarias?


Los granos como el arroz integral, trigo completo y vegetales son los mejores alimentos que podemos comer. Los alimentos naturales, que contienen carbohidratos complejos (alimentos en forma integral), proveen al cuerpo de combustible para la producción de energía.

De alguna forma, casi todo el mundo come carbohidratos en todas las comidas. Sin embargo, en el mundo moderno – caracterizado por la abundancia de alimentos procesados y refinados - hasta la mitad de los carbohidratos consumidos por el ciudadano medio se comen en forma de carbohidratos simples. Lo que pasa es que los carbohidratos simples – alimentos refinados, pueden dañar nuestra salud.

Un simple bollo y un café con leche y azúcar por la mañana, y una chocolatina por la tarde, puede parecer que nos dan energía; pero en realidad estos alimentos de carbohidratos simples causan fatiga en unos minutos – en el momento que el azúcar abandona el torrente sanguíneo. Lo que ocurre en realidad es: un aumento del nivel de insulina para contrarrestar la rápida introducción de azúcar. Seguidamente, el nivel de azúcar se baja, rápidamente, de forma que uno se siente tenso y con ganas de más azúcar. Día tras día su sangre comienza a oscilar como un barco en alta mar, y sus emociones no le ayudan, al subir y bajar con ellas.

Cuando se ingiere demasiado azúcar, en realidad lo que provoca es la reducción del azúcar disponible para usos energéticos.

En la dieta macrobiótica se reemplaza los carbohidratos simples por otros más complejos – de combustión más lenta. El arroz integral, por ejemplo, libera una corriente continua de azúcar en la sangre, al nivel de unas dos calorías por minuto. Comparativamente, el azúcar de una chocolatina se quema más rápido, liberando tres o más calorías por minuto – los azúcares simples como la miel, el azúcar blanco refinado, e incluso los azúcares de frutas, se absorben con más rapidez debido a que se digieren sin utilizar enzimas pancreáticas, pero no proporcionan energía permanente.

Una comida macrobiótica compuesta de cereales integrales, verduras y legumbres liberará su energía durante el periodo de unas horas, sin producir cambios de humor ni apetito por los dulces.

Los carbohidratos son los que dan energía, mientras que las proteínas nos ayudan a construir y renovar células, músculos y tejidos. La cantidad de los carbohidratos consumidos es tan importante como su calidad. La falta de carbohidratos complejos, junto con un exceso de carbohidratos simples, es responsable en gran medida del problema de hipoglucemia (azúcar bajo en sangre). La hipoglucemia se muestra en principio como hambre insaciable, que persiste incluso con el estómago lleno.

Las proteínas son moléculas complejas que se encuentran en todos los seres vivos. Mientras los carbohidratos son la mejor fuente de proteínas, estas son la mejor materia prima para los procesos vitales de crecimiento y restauración.

                                      (Fuente: El Libro de la Macrobiótica – Michio Kushi)

jueves, 2 de octubre de 2014

La Macrobiótica: una introducción

¿Qué es y cómo nació la Macrobiótica?
La Macrobiótica es una forma de comer y vivir practicada durante miles de años por muchas personas a lo largo y ancho del planeta. Proviene de una comprensión intuitiva del orden natural.  La palabra macrobiótica viene de “macro” que significa grande y “bios” vida. Fue utilizada por primera vez por el médico alemán Christoph von Hufeland, autor del libro Macrobiotics: The Art of Prolonging Human Life, publicado en 1796.
Cuando de su publicación en Japón, se cree que George Ohsawa, considerado como el fundador de la macrobiótica, se encontraba por entonces formulando su propia filosofía sobre la dieta y la salud, y tuvo la oportunidad de familiarizarse con las ideas de von Hufeland.
George Ohsawa había logrado curarse de una tuberculosis intestinal y pulmonar en 1911 con la ayuda de una dieta recomendada por el Dr. Sagen Ishizuka - médico militar de finales del siglo XIX, consistente en alimentos integrales, vivos y naturales de estación. Este médico sostenía que el correcto equilibrio de las relaciones potasio-sodio y ácido-alcalino en la dieta humana favorece una buena salud; y George Ohsawa, agradecido por la nueva oportunidad que le ofrecía la vida, se dedicó a partir de entonces a continuar el trabajo del doctor Ishizuka.
El principio básico de la Macrobiótica
Cada uno de nosotros es responsable de su propia vida y de su propia salud. La dieta macrobiótica se basa en granos enteros y alimentos tradicionales en armonía con las estaciones.
George Ohsawa divulgó este principio impartiendo cursos y transmitiendo el mensaje de la macrobiótica en otros continentes (Norteamérica, Francia, Alemania y Brasil), con el apoyo de sus alumnos Michio y Aveline Kushi, Herman y Cornelia Aihara, y Shizuko Yamamoto, entre otros, que abrieron paso al movimiento de la salud natural. De mano de este mensaje trajeron también el shiatsu, el Do-in, la astrología nine-ki, la meditación, el reiki, los cantos, el I Ching y el diagnóstico oriental.
Los Centros y comunidades macrobióticas surgieron en América y Europa durante finales de los setenta; atraían a gente interesada en adquirir conocimiento sobre la energía Ki, el yin y el yang, los cinco elementos, los triagramas y el karma. Los miembros de la comunidad macrobiótica abrazaron también la acupuntura, el aikido y el tai chi, lo que les ayudó a consolidarse.

El poder curativo de la comida
Hoy en día se puede incorporar la macrobiótica a un estilo de vida sano, proporcionando beneficios a partir de una alimentación buena y saludable, basada en ingredientes naturales no procesados. La teoría macrobiótica sugiere que la enfermedad y la tristeza son formas naturales de urgirnos a adoptar una dieta y una forma de vida adecuados, y que esas complicaciones no son necesarias cuando se vive en armonía con nuestro entorno.
La filosofía macrobiótica enseña que una dieta completa es el camino más directo hacia la buena salud; en mayor medida que ningún otro régimen de dieta, la macrobiótica valora y resalta las diferencias individuales, tales como el lugar en que uno vive, su actividad, y su estado de salud actual.
Además, esta filosofía pone de relieve el efecto nocivo de los métodos modernos de procesado de alimento y refinado sobre nuestra salud física y mental. La dieta macrobiótica utiliza solo alimentos completos y procesados por métodos tradicionales.

   (Fuente: Libro Macrobiótica Moderna – Simon G. Brown y El Libro de la Macrobiótica – Michio Kushi)

¡Hola!


Como estudiante de Macrobiótica, y sin mayores pretensiones, me propuse en 2014 a crear este blog al que he titulado Vida Consciente y Natural, como un ejercicio personal de aprendizaje, y también para que otras personas pudieran tener acceso a información actualizada, sobre alimentación sana, consciente y natural. Los comentarios y textos aquí publicados están basados en publicaciones de autores como puede ser Michio Kushi, que tratan el tema con propiedad, conocimiento y profundidad.
Espero que su lectura resulte amena, placentera y que aporte a la vida de l@s que consulten el blog, os deseo lo mejor. ¡SEAN FELICES!
Regina da Silva